¿Qué es un vino joven? A menudo, cuando nos acercamos al mundo del vino por primera vez, tendemos a asociar los diferentes niveles de crianza y envejecimiento de un vino con la calidad de este. Así, podríamos suponer que un vino gran reserva va a ser un vino de calidad superior que un reserva, que a su vez va a ser mejor que un crianza, que a su vez va a ser un vino de más calidad que uno joven. Nada más lejos de la realidad. La guarda y envejecimiento que le demos a un vino no es un sinónimo directo de calidad, sino que hace referencia a un proceso a través del cual vamos a dotar al vino de una serie de características diferentes. Y diferentes tan solo significa diferentes, ni mejores ni peores. Así pues, podemos disfrutar de magníficos vinos jóvenes, crianza, reserva o gran reserva. Todos buenos, pero diferentes entre sí.
Para arrojar un poco de luz sobre este asunto, hoy veremos qué es un vino joven y cuáles son sus principales características. También nos detendremos en las principales diferencias que podemos encontrar entre los vinos jóvenes y los vinos de guarda. Y por último, conoceremos los vinos jóvenes Vivanco: el vino Vivanco Viura-Tempranillo Blanco-Maturana Blanca y el vino Vivanco Tempranillo Garnacha Tinta y Blanca.
¿Qué es un vino joven?
Cuando hablamos de un vino joven, nos referimos a vinos que han sido embotellados justo después de que se haya producido la fermentación alcohólica durante su proceso de elaboración. Esto significa que son vinos que no pasan por la madera de las barricas o que, de hacerlo, lo hacen durante períodos de tiempo muy pequeños como para considerarlos vinos de guarda. Esto último, dependerá de los límites temporales que establezca el Consejo Regulador de cada una de las Denominaciones de Origen.
Por ejemplo, en el caso de la Denominación de Origen Calificada Rioja, para poder considerar un vino tinto como crianza este debe haber pasado al menos 12 meses en barrica de roble bordelesa.
Así pues, un vino joven suele ser un vino que no ha pasado por barrica, sino que es embotellado tras culminar la fermentación alcohólica de la uva. De esta manera se intentan preservar y potenciar las características aromáticas primarias y secundarias del vino, aquellas características que provienen directamente de las cepas empleadas para la elaboración del vino o de los procesos físico-químicos de la fermentación.
En el caso de los tintos jóvenes, a veces se emplea un proceso de fermentación alternativo al tradicional, es el de la fermentación carbónica. Para ello, se introducen los racimos en depósitos que posteriormente se cargan de dióxido de carbono. Con este método se consigue que la fermentación tenga lugar dentro de las propias uvas. El resultado son vinos que reflejan vivamente las características de las variedades de uva empleadas para su elaboración. La parte negativa de este tipo de fermentación es que los vinos producidos tienen una vida más corta y pierden sus propiedades antes que los vinos sometidos al proceso de fermentación tradicional.
Estos vinos jóvenes serán comercializados durante el mismo año de la cosecha o durante el año siguiente. Es por ello que también son conocidos como “vinos cosecheros” o “vinos del año”. Esto se hace así ya que al contrario de lo que sucede con los vinos de guarda, en el caso de los vinos jóvenes el paso del tiempo no ayuda a que sus características organolépticas evolucionen positivamente. En este sentido y de forma general, no deberíamos dejar que pasen más de 2 o 3 años desde el momento de la cosecha para consumir un vino joven.
Características de los vinos jóvenes y diferencias con los vinos con crianza
Como hemos visto, en el proceso de elaboración de los vinos jóvenes prescindimos de la estancia del vino en barricas de madera de roble, o minimizamos el tiempo de esta estancia manteniéndolo por debajo de los mínimos contemplados por las Denominaciones de Origen. Esto se hace para potenciar los aromas primarios y secundarios del vino, aquellos que provienen de las características propias de las uvas o de los procesos de fermentación.
- Entre los aromas primarios podremos encontrar aromas florales: rosa, jazmín, violetas, etc.; aromas frutales: fresa, frambuesa, grosella, cereza, pera, albaricoque, etc.; aromas vegetales: hierba, heno, etc.; o aromas minerales: pizarra mojada, turba, grafito, etc.
- En cuanto a los aromas secundarios procedentes de las fermentaciones alcohólicas, malolácticas o carbónicas, hablaríamos de aromas de fermentación: pan, bizcocho, etc.; aromas lácticos: levadura, leche, yogur, etc.; o aromas amílicos: barnices, plátano, etc.
En el caso de los vinos con crianza, el paso de estos por barricas de roble para su evolución y envejecimiento hará que estos desarrollen los aromas terciarios, matices más sutiles y efímeros, que nos recordarán al aroma de la madera, del café, del cuero, de las nueces o de la pimienta, entre otros.
Aparte de las características aromáticas, otras características que podremos observar en los vinos jóvenes, aunque siempre hablando de forma muy general y teniendo en cuenta que estas características pueden variar enormemente de unos vinos a otros, serían un buen nivel de acidez, los colores vivos y brillantes, un cuerpo moderado y una concentración de alcohol de en torno a los 12 grados.
Los vinos con crianza, por su parte mostrarán generalmente características organolépticas más evolucionadas y complejas. Normalmente presentarán mayor cuerpo y estructura, más untuosidad, colores más apagados y capas menos opacas, menor acidez y mayor concentración de alcohol.
Jóvenes Vivanco
El tipo de vino: tinto, blanco o rosado, no está reñido con los tiempos de maduración. Así, podemos encontrar vinos tintos jóvenes, rosados con algún tiempo en barrica, blancos reserva, etc. En el caso de Vivanco, nuestros dos vinos jóvenes son el Vivanco Viura-Tempranillo Blanco-Maturana Blanca y el Vivanco Tempranillo Garnacha Tinta Y Blanca. Un vino blanco y un rosado.
- El vino Vivanco Viura-Tempranillo Blanco-Maturana Blanca es el primer vino del mundo elaborado a partir de este coupage, elaborado a partir de variedades procedentes de viñedos propios de la familia Vivanco, vendimiadas a mano y conservadas en frío durante 36 horas antes de ser procesadas. Las diferentes variedades se someten a una maceración en frío y después se extrae el mosto lágrima, que se fermenta en pequeños depósitos de acero a 12- 15 grados. Después, los mostos se maceran junto con sus lías durante 4 meses para potenciar y armonizar los aromas varietales y aumentar la untuosidad del vino. El resultado, un vino blanco de color amarillo brillante, de aroma complejo e intenso con notas de cítricos, manzana verde y melocotón blanco. Fresco y sabroso, es un vino perfecto para tapear o para disfrutar con cualquier aperitivo.
- El vino Vivanco Tempranillo Garnacha Tinta Y Blanca es la reinterpretación de Vivanco del tradicional clarete riojano. Un rosé algo más pálido y refrescante que refleja todas las características de las variedades de uva empleadas a través de la maduración junto a las lías a la que se somete el mosto durante 3 meses. El vino resultante muestra un color rosa vivo con reflejos violáceos, con notas aromáticas de regaliz rojo, fresas, frambuesas, rosas y violetas. Un vino fresco y untuoso, con una acidez bien equilibrada y un final goloso y afrutado. Perfecto para acompañar verduras, ensaladas, carnes blancas, pasta… o para servir con un aperitivo y todo tipo de tapas.
Ahora ya conocemos un poco mejor qué es un vino joven, cuáles son las principales características que podemos identificar en ellos y cuál es el mejor momento de consumirlos para poder disfrutar de su momento óptimo de maduración.
