Para ponernos en antecedentes, haremos un poco de memoria y recordaremos el artículo sobre las “Uvas misioneras”.
Según la mayoría de las fuentes, el primer lugar del continente americano donde comenzó a cultivarse la vid (vitis vinífera), traída desde España, fue en 1524 en México por orden de Hernán Cortés. También hablamos de que, en su aventura evangelizadora, los jesuitas se extendieron por todo el continente construyendo misiones donde convertir a las poblaciones nativas a la fe católica. Lógicamente, para la celebración de la eucaristía necesitaban disponer de vino, un bien preciado y escaso que debía ser importado de España. Así que, los misioneros decidieron que una solución para el abastecimiento de vino era plantar vides alrededor de las misiones y producir ellos mismos el vino litúrgico. De esta forma, los jesuitas primero y, tras su expulsión de todos los dominios de la corona de España, los franciscanos después, se convirtieron en viticultores… para consumo propio. Entonces, ¿por qué siendo México el productor más antiguo de América no tiene tradición vitivinícola? Pues por una cuestión puramente económica.
Además de las viñas plantadas por los religiosos allí donde fundaban misiones, el aumento de producción de vino en el nuevo continente se vio favorecido por ordenanzas reales, como la del rey Carlos I, en la que se ordenaba que todos los navíos que partiesen hacia Nueva España debían llevar viñas y olivos para plantar en el nuevo continente. De esta forma, a mediados del siglo XVI, ciudad de México y varias provincias circundantes se convirtieron en el principal productor de América, hasta el punto de casi poder hacer frente a toda la demanda del nuevo continente. Esta situación implicaba que cada vez se tuviese que importar menos vino de España, con la consiguiente pérdida económica para las bodegas españolas. Como no existía la figura del lucro cesante para poder acudir a los tribunales y reclamar una indemnización, los productores españoles fueron a llorarle al rey. Felipe II, desconocedor del término liberalismo económico, promulgó la Ley XVIII:
- Felipe II de Instrucción de virreyes de 1595.
Por las instrucciones de virreyes, y otras cédulas,
y provisiones nuestras está prohibido plantar
viñas en Las Indias Occidentales, y ordenado
a los virreyes, que no den licencias para que
de nuevo se planten, ni reparen las que se fueren
acabando […] ordenamos y mandamos,
que todos los dueños, y poseedores de viñas nos den,
y paguen cada año a razón de dos por ciento
de todo el fruto que sacaren de ellas […]
Lógicamente, esta prohibición, y el impuesto sobre “el fruto”, afectó en mayor media a México, el mayor productor.
El 9 de febrero de 1811 se derogó esta instrucción y se autorizó…
…a los naturales y habitantes de la América
para que puedan sembrar y cultivar
cuanto la naturaleza y el arte les proporcione;
y promover del mismo modo la industria,
manufacturas y artes en toda su extensión.
Pero en aquel momento, el daño ya estaba hecho y México perdió el carro de la tradición vitivinícola. Aun así, la bodega más antigua del continente americano la encontramos en el fértil valle de Coahuila (Parras de la Fuente, México). Bodega que, por cierto, tiene su historia, ya que data de 1597, dos años después de la instrucción real.
En 1568, partiendo de Zacatecas, los españoles llegaron al valle de Coahuila, un verdadero oasis en medio del desierto con manantiales de agua y abundancia de parras/vides silvestres. Como era lógico, a este lugar lo llamaron Valle de las Parras.
Con la llegada de los jesuitas en 1594 se fundó la misión de Santa María de las Parras -hoy, Parras de la Fuente- y, como hemos comentado anteriormente, llegaron acompañados de sus viñas. El lugar era ideal para la producción de vino y el avispado español Lorenzo García solicitó una “merced” o dotación de tierras en el valle. A pesar de la prohibición, Diego Fernández de Velasco, gobernador de la Nueva Vizcaya, entregó la merced autorizada por el rey Felipe II el 19 de Agosto de 1597, con el expreso propósito de plantar viñas para producir vino y brandy. De esta forma, nacía la Hacienda de San Lorenzo, la bodega más antigua de América que, a fecha de hoy y con el nombre de Casa Madero desde 1893 al ser adquirida por Evaristo Madero, abuelo del héroe revolucionario y presidente Francisco Madero, elabora excelentes vinos.