La celebración de la Cuaresma se remonta al siglo IV y abarca desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo. En total 40 días –de ahí su nombre- repletos de costumbres culinarias muy características de la mano de la época religiosa que le da sentido.
El ayuno ha sido desde hace siglos práctica habitual en este periodo como homenaje al ayuno de Cristo en el desierto. Al ayuno le siguieron diferentes restricciones alimenticias que en la Edad Media no permitían tomar carne en toda la Cuaresma, en una época en la que la carne se consideraba el alimento base, aunque no todos tuvieran acceso a ella, y en la que se cocinaba con manteca de cerdo, que tampoco podía tomarse.
Como consecuencia a esta circunstancia se creó todo un recetario cuaresmal de elaboraciones ingeniosas para aliviar las estrictas normas impuestas a los católicos.
PLATOS EMBLEMÁTICOS
La Semana Santa nos sabe a legumbres, a pescado y a dulces.
POTAJE DE VIGILIA
Uno de los platos más característicos. Exquisito guiso de garbanzos con espinacas, huevo duro y bacalao, imprescindible el Viernes Santo.
Potaje de bacalao. Autor: TamorlanBACALAO
El bacalao es el rey de la Cuaresma. Además del potaje, hay preparaciones para todos los gustos: en buñuelos, a la riojana con deliciosa salsa de tomate y pimientos, en brandada en Cataluña o al pil pil en el País Vasco.
Buñuelos de bacalao. Autor: TamorlanTORRIJAS
Sin duda, las reinas gastronómicas de la Semana Santa, un dulce que nació en conventos y monasterios para aprovechar el pan duro.
Las tradicionales se hacen con huevo, pan, leche, canela y azúcar. Algunas llevan un almíbar suave, otras van espolvoreadas de azúcar y canela. Si se desean más ligeras en vez de freírlas se pueden cuajar al horno.
Torrija de brioche caramelizada con helado de vino del restaurante Vivanco
“VIGILIA RESERVADA”
En el libro “Vigilia Reservada” (1913) del famoso Manuel María Puga y Parga, cuyo seudónimo era “Picadillo”, propone platos como huevos fritos con tomate, la coliflor con bechamel gratinada, la merluza asada o el pudín de pan, así como otros no tan tradicionales pero frecuentes en Semana Santa como las tortillas de pescado o las sopas de ajo (sin jamón y con huevo).
Y MIENTRAS TANTO, EN LA RIOJA…
VERDURAS
En La Rioja se toman de múltiples formas, como la popular menestra de Calahorra con múltiples admiradores, al igual que las habas, los espárragos o la coliflor, frecuentemente guisados.
Verduras. Autor: QuiqueGOLMAJERÍAS
O dulces para el resto de los españoles, en La Rioja utilizan esta palabra para los dulces y golmajeros para aquellos más golosos. Y son más golmajeros que nunca en Semana Santa.
En estos días se toman peras al vino tinto, rosquillas de anís fritas y muy especialmente las famosas torrijas que aquí se hacen con vino tinto, cuya elaboración es muy sencilla: mojar la rebanada de pan del día anterior en vino tinto suavemente templado con una rama de canela, rebozar en huevo batido y freír en abundante aceite de oliva virgen extra caliente, finalmente espolvorear con azúcar y canela. De estas torrijas hay múltiples variedades, dependiendo en muchos casos del tipo de vino que se utilice.
En el restaurante Vivanco podemos degustar postres riojanos deliciosos como peras al vino, melocotón confitado con escarcha de vino rosado o torrijas de brioche caramelizada con helado de vino.
Melocotón confitado con escarcha de vino rosado del restaurante Vivanco
Los riojanos maridan sus dulces, especialmente las rosquillas con zurracapote: una mezcla a base de vino tinto al que se añaden diferentes frutas como melocotones, naranjas o limones además de azúcar y canela, muy tradicional en la Rioja.
Estas fechas son una oportunidad única para conocer costumbres culinarias muy arraigadas. Si quieres descubrir de primera mano la gastronomía riojana en Semana Santa, visita Vivanco y su restaurante.
¡Que aproveche!