El pasado viernes 29 de junio se inauguró una escultura en honor a Pedro Vivanco Paracuellos, fundador del Museo Vivanco de la Cultura del Vino, de la Fundación Vivanco y de lo que hoy constituye todo el proyecto enológico de Bodegas Vivanco. La pieza, obra del prestigioso escultor Ricardo González Gil, es un retrato a tamaño real y realizado en bronce. En ella, el bodeguero aparece junto a una barrica, un libro y una copa de vino, perfecto reflejo de su pasión por la Cultura del Vino. Para la elaboración de este trabajo, el artista ha contado con la estrecha colaboración de la familia Vivanco, de cara a captar la calidez personal de Pedro Vivanco. Según sus palabras: “Cuando se trata de personalizar una escultura, se produce un juego entre el autor y el personaje, difícil de ilustrar, pues la esencia radica en la vinculación que exista entre ellos. En este caso, ese halo, me vino de la mano de su querida esposa, Angélica, y de sus maravillosos hijos Rafa y Santi, pues ellos fueron los que, con buen mensaje, guiaron mis manos hasta conseguir que esta escultura, comunicara la humanidad que desprendió en vida”.
La inauguración de esta estatua de Pedro Vivanco, que ya da la bienvenida a los visitantes de Vivanco, coincide con el 14º aniversario de la apertura del propio Museo, día de San Pedro Apóstol. La creación de este espacio cultural, en 2004, supuso la materialización del sueño de la familia Vivanco y de su filosofía: “Devolver al vino lo que el vino nos ha dado”. Desde entonces, todo el complejo Vivanco, Bodega, Fundación con su Museo y Experiencias, se ha convertido en un paradigma de referencia internacional en la divulgación de la Cultura del Vino. No en vano, en 2007 la UNESCO declaró al Museo Vivanco de la Cultura del Vino como el Mejor Museo de la Cultura del Vino del mundo.
Con inauguración del bronce de Pedro Vivanco, la persona que creó el Museo Vivanco de la Cultura del Vino vuelve a este lugar, ahora como pieza de arte. Un homenaje para honrar su labor y su legado en el mundo del vino.
De izquierda a derecha: Angélica Sáenz, Rafael Vivanco, Santiago Vivanco y Ricardo González.
Pasión por el vino generación tras generación
La vocación vitivinícola de la Familia Vivanco tiene origen hace más de 100 años, cuando Pedro Vivanco González, bisabuelo de Pedro Vivanco Paracuellos comienza a elaborar sus propios vinos en el pueblo riojano de Alberite, en 1915.
Se trataba de una pequeña producción elaborada con el fruto de sus propios viñedos y destinada al consumo familiar.
Ya en 1940, la familia adquiere una pequeña bodega comercial. Santiago Vivanco Yangüela, hijo de Pedro Vivanco González, continuó esta labor junto con su mujer, Felisa Paracuellos, montando otra bodega en Logroño, en la que comercializaban el vino elaborado en Alberite.
En 1946, nacía Pedro Vivanco Paracuellos, quien desde muy joven se interesó por el negocio bodeguero familiar y manifestó una verdadera vocación por el mundo del vino. Con 14 años, ya recorría Logroño en bicicleta para repartir el vino de la familia. Más tarde se dedicó a distribuir vino por toda La Rioja y sus alrededores hasta que decidió, alentado por su madre Felisa, estudiar en la Escuela de Enología de Requena, donde adquirió los conocimientos necesarios para poder dedicarse a su pasión, convirtiéndose en uno de los bodegueros más reconocidos de La Rioja.
Mientras prosperaba el negocio bodeguero, el amor de Pedro Vivanco por el vino le llevó a interesarse por todo lo relacionado con él: libros, antiguos útiles para su elaboración, sacacorchos, piezas artísticas… Una inquietud por la cultura y el arte que se vio alimentada por la influencia de su mujer Angélica Sáenz y su pasión por la pintura.
En 1990, la Familia Vivanco comenzó a construir en Briones la Bodega Vivanco, ya con la firme idea en la cabeza de la necesidad de crear también un museo en el que alojar y dar a conocer todas las piezas y obras artísticas coleccionadas durante años, con el objetivo de poder compartirlas. Un lugar dedicado a la investigación y al estudio, pero también a la divulgación de todo tipo de manifestaciones culturales en las que el vino ha dejado huella a lo largo de sus 8.000 años de historia.
El Museo Vivanco de la Cultura del Vino es pues, la más perfecta muestra del legado de Pedro Vivanco al mundo del vino. La materialización de un amor por el vino que el bodeguero supo transmitir a sus hijos, Santiago y Rafael Vivanco, quienes continúan hoy la labor de su padre al frente del proyecto.
Toda una vida de trabajo y pasión por el vino. Una importante aportación que ha sido reconocida entre otras ocasiones, con la Medalla de Oro a la Defensa de la Cultura Vitivinícola de la Federación Española de Asociaciones de Enólogos en 2007 o con la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo en 2014, otorgada por el Consejo de Ministros. También, con el Premio Nacional de Gastronomía entregado en 2017 a la Familia y Fundación Vivanco, poniendo en valor el gran trabajo de divulgación de la Cultura del Vino.
Con esta escultura, se rinde homenaje a la figura de Pedro Vivanco, se celebra su legado y se pretende transmitir ese amor por el vino que él supo contagiar. Una forma de devolver a Pedro Vivanco, un poco de todo lo que él ha dado al mundo del vino.