Hace unos años el crítico de arte italiano Renato Barilli definió a Pablo Picasso (1881-1973) como uno de aquellos “colosos, con nombre y apellido, alrededor de los cuales se condensan los hilos de la historia”. Si pensamos en su obra, lo más probable es que nos vengan a la mente obras maestras de la pintura del siglo XX como Guernica (1937), Les demoiselles d’Avignon (1907) o Retrato de Gertrude Stein (1906) entre muchas otras. Famoso por ser el gran impulsor del cubismo y por su papel protagonista dentro del arte de vanguardia, el artista malagueño es sin duda uno de los creadores más eclécticos de la Historia del Arte universal.
A lo largo de su prolífica trayectoria, Picasso manejó todos los lenguajes creativos que tuvo a su alcance, del dibujo a la escultura, de la pintura al collage, de la ilustración al grabado, de la cerámica al diseño de escenografías etc. En particular, la producción gráfica siempre le acompañó desde los comienzos de su carrera, a finales del siglo XIX. En el grabado llegó a realizar cientos de obras, experimentando con todas las técnicas conocidas, como xilografía, litografía, aguafuerte o aguatinta entre otras.
Un interesante conjunto de grabados de Picasso, representativos del mundo del vino y su entorno simbólico, forma parte de la Colección de Arte del Museo Vivanco de la Cultura del Vino. En este post presentamos 5 obras destacadas de esta selección, junto con dos piezas de cerámica realizadas por el maestro.
Bouteille de Vin, hacia 1922, 45,5 x 57,7 cm.
Este bodegón fue realizado en París a comienzos de los años veinte. Está grabado sobre papel con técnica pochoir y coloreado a mano con gouache. Como es típico del estilo cubista sintético, el objeto de la representación (una naturaleza muerta con una botella de vino y una copa) resulta claramente reconocible, aunque los planos de la composición se superponen entre sí desafiando las leyes del espacio. Los objetos están reducidos a formas geométricas elementales y se aprecian distintas áreas cromáticas.
Ilustration for Verve: Couleur de Picasso, hacia 1948, 46 x 36 cm.
Esta pieza representa una escena mitológica clásica, con una figura humana sentada tocando la flauta doble frente a una cabra. La composición, muy estilizada, ha sido coloreado con colores verdes, rojos y azules. Se trata de una helio litografía añadida a una hoja de papel firmada por Picasso con lapicero. Al terminar la Primera Guerra Mundial, en 1918, Picasso viajó a Italia y comenzó a pintar una serie de obras caracterizadas por el redescubrimiento de temáticas clásicas. Se explica así su interés por la mitología, que reelaboró de una forma siempre muy personal en numerosas obras. La flauta de Pan (1923, Musée National Picasso de París) es sin duda una de sus pinturas de corte clasicista más representativas.
Faunos y flores, 1959, 50 x 65 cm.
Realizada por Picasso, firmada y fechada el 30/09/1959, esta litografía vivazmente coloreada representa la cara de un fauno y algunas flores trazadas de forma esquemática. La ejecución esencial recuerda un estilo primitivo, casi infantil. Personajes híbridos (medio hombre y medio animal) como el Fauno, el Centauro o el Minotauro recurren a menudo en las creaciones del artista, reflejando la profunda influencia de la mitología greco-romana en su obra.
Homenaje a Baco, 1960, 50 x 63 cm.
En esta litografía, fechada el 27/10/1960, el artista representa una escena de bacanal, en torno a un Baco entronizado sobre un pedestal. El estilo suelto y energético de la ejecución se parece al de un dibujo a grafito. La monumentalidad clásica, casi escultórica, de los cuerpos se conjuga con una original descomposición cubista de las figuras y un tratameinto esquemático de los detalles.
Bacanal, hacia 1960, 93 x 80 cm.
En esta obra Picasso vuelve a tratar el tema de la bacanal. Esta vez el estilo resulta sosegado, con trazos firmes y sintéticos. La escena, ambientada al aire libre con tres personajes masculinos bajo una parra, es estática y evoca una atmósfera entre lo onírico y lo nostálgico, en cierta medida cercana al surrealismo (movimiento al que Picasso se acercó en los años veinte, si bien manteniendo siempre una línea muy personal y original). Se trata de un grabado al aguafuerte y pochoir (estarcido) firmado a lápiz y numerado (187/250). Fue impreso por Aldo Crommelynck, célebre grabador que trabajó con algunos de los artistas europeos y americanos más importante del siglo XX, como Braque, Matisse, Jim Dine o Jasper Johns entre otros.
Jarra con personaje barbado, 1953, cerámica, 19 x 29,2 x 14,5 cm.
Tras un primer acercamiento experiemental, que tuvo lugar en 1944 en la casa-taller Madoura del matrimonio Suzanne y George Ramié, en 1947 Picasso empezó su actividad de ceramista, que fue tan intensa y copiosa como su actividad gráfica. Enamorado de esta disciplina, realizó más de 4.000 obras en su propio taller en el pueblo francés de Vallauris. Esta jarra policromada, diseñada por Picasso, forma parte de la Colección de Arte Vivanco y fue realizada en 1953 en el taller Madoura. Su cuerpo toma la forma de la cabeza de un personaje barbado, coronado con hiedra como los seguidores del culto de Baco. La temática mitológica en este caso se aplica a un objeto, conectando la creación artística con lo popular y con la idea de hacer el arte accesible a todo tipo de público.
Flautista y cabra, plato, 1950.
Este plato de loza fue diseñado y realizado por Picasso en Vallauris en 1950. Está decorado con una figura humana tocando la flauta y una cabra levantada. En su producción de cerámica, Picasso diseñó y realizó muchas tipologías distintas de piezas, como vasos, platos, jarras, jarrones, azulejos, figurillas y otras formas originales. Aunque siguió los métodos tradicionales de creación, en la decoración se apartó de los temas habituales, introduciendo su propio gusto personal y representando a menudo temas como la tauromaquia, la figura de la paloma o escenas mitológicas.
Stéphane Richter, Picasso en Vallauris, fotografía, gelatina de plata/revelado químico, 1950-1960.
Esta fotografía retrae a Picasso en el taller de Vallauris, observando un plato de cerámica al lado de una muestra muy variada de otras obras suyas. La imagen pertenece al Centro de Documentación del Vino Vivanco y actualmente se encuentra expuesta, junto con el plato Flautista y cabra, en la exposición temporal Vivanco, pensando en Vino: 40 años de Coleccionismo que se podrá ver en el Museo Vivanco Cultura del Vino hasta la primavera de 2017.
Roy Lichtenstein, Homenaje a Picasso, 1973, 94,5 x 75 cm.
Terminamos este post con un homenaje a Picasso, realizado por Roy Lichtenstein en 1973. Se trata de una litografía sobre papel, también parte de la Colección de grabados de Vivanco. En el año de la muerte de Picasso, a través de su típico estilo pop, el artista norteamericano reinterpreta la inconfundible iconografía picassiana, convertida ya en aquel entonces en un rasgo esencial de la cultura de masas del siglo XX. En la parte derecha está representado un rosto de mujer descompuesto alla maniera cubista, en la parte izquierda aparece el tópico del bodegón estilizado, con mesa, frutas y una jarra con pinceles (referencia simbólica al oficio de pintor).
© de la reproducción de las obras de Pablo Picasso: Succession Picasso. VEGAP.
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