Como ya hablamos en otro artículo hace un tiempo, en 1917 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Enmienda XVIII a la Constitución que prohibía la venta, la importación, la exportación, la fabricación y el transporte de bebidas alcohólicas. Tras la ratificación por parte de los diferentes territorios, en octubre de 1919 se aprobaba la Ley de Prohibición Nacional o Ley Seca. Lógicamente, no fue el único lugar donde se planteó dicha prohibición, en Nueva Zelanda también se intentó… pero el voto por correo de los soldados lo evitó.
Durante el siglo XIX fue tomando fuerza en los países de cultura anglosajona (Inglaterra, EEUU, Canadá, Australia, Nueva Zelanda…) un movimiento social que abogaba por la prohibición del consumo de alcohol, el Movimiento por la Templanza. En Nueva Zelanda incluso llegaron a conseguir los apoyos políticos suficientes como para plantear un referéndum nacional en 1911. Aunque consiguieron la mayoría de votos, no alcanzaron el mínimo necesario (60%) fijado en dicha convocatoria para establecer la prohibición por ley. A pesar de ello, los partidarios de la prohibición iban a seguir intentándolo.
Con el estallido de la Primera Guerra Mundial y la participación conjunta de los soldados de Australia y Nueva Zelanda bajo el acrónimo ANZAC (Australian and New Zealand Army Corps), el Movimiento por la Templanza vio una oportunidad de volver a plantear la cuestión del alcohol. Aprovechando las circunstancias especiales de aquel momento, se exigió la abstinencia total en la patria «mientras durase la guerra” como una medida de austeridad y por respeto a los soldados que estaban luchando en el frente. Y aquí obtuvieron una pequeña victoria, porque en 1917 el gobierno neozelandés prohibió la venta de alcohol después de la 6 de tarde -esta prohibición se mantendría hasta 1967 cuando se amplió el horario hasta las 10 de la noche-. Pero como ya sabemos que una cosa es el espíritu de la ley y otra muy distinta la interpretación que de ella hagan los ciudadanos, la consecuencia de dicha norma fue la llamada “six o’clock swill” (la borrachera de las 6). Antes de la prohibición la gente salía de sus trabajos a las 5 de la tarde y tenía hasta las 11 de la noche para tomar unas copas, pero con la prohibición sólo tenía una hora. Así que, lo que hacían era tomarse en una hora las copas que antes se tomaban en varias… la borrachera de las 6 estaba asegurada. Terminada la guerra, los partidarios de la prohibición intentaron aprovechar aquella primera concesión, y consiguieron un segundo referéndum en abril de 1919. Además, en esta ocasión se iban a necesitar sólo el 50% de los votos. Parecía que en esta ocasión sí lo iban a conseguir.
Los partidarios de la prohibición se las prometían muy felices con el primer escrutinio: 246.104 votaron sí a la prohibición frente a los 232.208 que optaron por el no. Sólo faltaba contar los votos de los soldados integrantes de la ANZAC en el extranjero… y dieron la vuelta a la tortilla: 31.981 votaron no a la prohibición frente a los 7.723 partidarios de prohibir el alcohol.
Así que, podemos concluir que los soldados evitaron la Ley Seca de Nueva Zelanda.