Pablo Neruda celebra la nobleza del vino en Vivanco

Verter y beber vino son gestos que, a lo largo de la historia, han inspirado miles de versos de poetas de muchos países diferentes. Una de las composiciones más bellas que se le hayan dedicado nunca a esta bebida milenaria es sin duda Oda al vino de Pablo Neruda.

Premio Nobel de Literatura en 1971 (entre otros reconocimientos), Neruda fue definido por Ramón Gómez de la Serna como el «portador de la verdad poética nueva en el castellano universal, ni el de allí ni el de acá, sino el que está por encima de todos en la estratosfera».

Retrato de Pablo Neruda en 1963, cuyo nombre real era Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto. De nacionalidad chilena, dedico su vida a la poesía, diplomacia y política, llegando a ser Senador de Chile de 1945 a 1948.

VINO color de día,
vino color de noche,
vino con pies de púrpura
o sangre de topacio,
vino,
estrellado hijo
de la tierra […]

Así empieza este maravilloso poema, que fue compuesto por Neruda en 1953, en la casa de Isla Negra. Pocos meses antes el poeta había regresado a Chile, tras el exilio italiano. Convertida, después de su fallecimiento, en un museo, Isla Negra es el lugar donde Neruda escribió una parte importante de su obra literaria y en el que reunió la mayoría de sus libros. Allí reposan hoy en día su cuerpo y el de su tercera y última esposa, Matilde Urrutia.

Oda al vino pertenece a uno de los libros más conocidos del poeta chileno, Odas elementales (1954), publicado por primera vez en Buenos Aires, por la Editorial Losada. Junto con dos obras posteriores, Nuevas odas elementales (1955) y Tercer libro de las odas (1957), Odas elementales forma parte de una trilogía fundamental de la poesía del siglo XX. En este volumen Neruda celebra el alma de las cosas “pequeñas”, es decir, aquellos objetos, estados de ánimo, lugares y situaciones que protagonizan la cotidianidad de nuestra vida (muchas veces sin que seamos conscientes de ello).

A través de un discurso lírico sencillo y directo, el poeta desvela así la grandeza universal de lo “elemental”, expresando toda su admiración por el aire, el amor, la esperanza, el otoño, la noche… hasta algunos alimentos ancestrales como el pan y el vino entre otros. Oda al pan, Oda al vino, Oda a la alcachofa, Oda a una castaña en el suelo, Oda a la cebolla, Oda a la tierra, Oda al tomate son de hecho algunos de los poemas más emocionantes del libro.

Entre las innumerables joyas artísticas y literarias que el Museo Vivanco de la Cultura del Vino puede presumir de atesorar en su Colección, se encuentra también el manuscrito original autógrafo de Oda al vino. Fechada en Isla Negra en 1953, la pieza consiste en 8 hojas tamaño folio (315 mm x 220 mm) escritas íntegramente a mano por el poeta en color verde (como hacía habitualmente). La última hoja lleva la firma de Pablo Neruda. Se trata de una versión primigenia del poema, con correcciones a mano del mismo poeta y pequeñas variantes respecto a la versión definitiva, publicada al año siguiente.

Este extraordinario manuscrito de Neruda quedará expuesto al público, hasta la primavera de 2017, en el Museo Vivanco, dentro del marco de la exposición temporal Vivanco, pensando en Vino: 40 años de Coleccionismo. Inaugurada el pasado mes de abril, y realizada en colaboración con la Obra Social de La Caixa, la muestra reúne un total de 67 obras (muchas de ellas expuestas por primera vez al público) procedentes de los fondos del Centro de Documentación del Vino de la Fundación Vivanco.

Durante un año, el visitante tendrá la posibilidad de ver en vivo obras de arte y documentos antiguos relacionados con el vino fechados desde el siglo XV hasta la actualidad. Entre otras tipologías, destacan incunables; ex libris; tarjetas postales; minutas de restaurantes; fondos de barrica; una serie de carteles publicitarios que incluye dos estupendas obras de Alphonse Mucha de finales del siglo XIX; fotografías de artistas reconocidos como Cartier-Bresson, Ouka Leele, Cecilia del Val o Carlos Cánovas entre otros. Muy interesante es también una selección de manuscritos originales, entre los que destaca (además de la ya mencionada Oda al vino de Neruda) una carta autógrafa de Louis Pasteur, padre de la microbiología, de la vacunación y del proceso de pasterización. Completan la exposición una serie de documentos sonoros que el visitante podrá escuchar in situ (más de cincuenta canciones relacionadas con el vino).

A partir de perspectivas diferentes y mediante soportes distintos, la exposición propone una experiencia única de enorme valor cultural y social. En definitiva, se trata de un apasionante viaje a través de la historia y alrededor del mundo. Un viaje, en torno al tema de la relación entre el hombre y el vino, imperdible para todo amante de la poesía, de la literatura, de la música y de la cultura en general.