Cada botella de vino estándar de 75 cl contiene aproximadamente la cantidad necesaria para servir cinco copas de vino. Teniendo esto en cuenta, es bastante común que con relativa frecuencia descorchemos una botella de vino que no vamos a terminarnos de una sola vez. Si nos gusta disfrutar de una copa de vino con las comidas, si disfrutamos de una botella de vino en pareja, o si simplemente dejamos a medias la última botella de vino durante una cena entre amigos, es importante que sepamos cómo conservar el vino sobrante para poder disfrutarlo en las mejores condiciones posibles en la siguiente ocasión. Así pues, hoy proponemos una breve guía para saber cómo podemos conservar una botella de vino una vez abierta. 7 sencillos pasos para maximizar el tiempo de conservación de nuestro vino y preservar así todas sus propiedades.
1. Tener en cuenta el tipo de vino
Como siempre nos gusta recordar en este blog, el vino es un alimento vivo, que evoluciona constantemente desde los primeros pasos de su proceso de elaboración, hasta el momento en el que lo servimos en una copa. Esta condición, hace que en el interior de la botella se produzcan numerosas reacciones físicas y químicas que dan como resultado un determinado vino. La clave para producir un buen vino, es saber elegir las materias primas adecuadas y poder llevar a cabo estas reacciones fisicoquímicas de la manera más controlada posible. Un arte que los seres humanos llevamos perfeccionando durante más de 8 000 años. Estos mismos procesos biológicos y estas mismas reacciones, son las que hacen que un vino se degrade una vez que lo hemos abierto. Por ello, es fácil intuir que en función del tipo de vino que tengamos entre manos y de sus características, podremos conservarlo durante más o menos tiempo. De forma general podemos decir que:
- Los vinos tintos aguantarán más tiempo abiertos que los blancos y los rosados. Podremos conservar el vino tinto abierto durante unos 3 a 7 días, dependiendo el vino en cuestión. Mientras, los blancos y rosados raramente pasarán de los 3 días de conservación en buenas condiciones.
- Los vinos con más crianza, cuyas características suelen ser más sutiles y delicadas, soportarán peor el paso del tiempo. Así, un tinto joven bien conservado puede aguantarnos perfectamente hasta una semana, mientras que un vino con barrica y con más tiempo de crianza no debería servirse más allá de los 3 primeros días una vez abierta la botella.
- Los vinos con aromas más afrutados perderán con mayor facilidad su frescor y estos matices aromáticos.
- Los vinos espumosos serán los más difíciles de conservar. Una vez abiertos pierden rápidamente el gas carbónico contenido en la botella, por lo que no aguantarán más de un día o un día y medio como mucho.
2. Volver a cerrar la botella de vino correctamente
Como decíamos en el punto anterior, el vino es un alimento vivo y en constante evolución, en el que siempre se están desarrollando diferentes procesos bioquímicos. Algunos de estos procesos, bien empleados, nos ayudan a obtener vinos excelentes y a mejorar sus características. Sin embargo, cuando estos procesos se desarrollan de manera descontrolada, contribuyen a la degradación del vino. Uno de estos procesos es el de la oxidación del vino, que arruina las propiedades de este cuando se expone de forma prolongada al contacto con el aire, modificando su aroma, su color o su sabor. Si el contacto con el aire se produce durante el tiempo suficiente, el oxígeno puede alimentar el metabolismo de la acetobacter, una bacteria presente en el vino, que termina por degradarlo en vinagre. Por todo esto, otro de los puntos fundamentales para conservar un vino abierto es minimizar el contacto entre el vino sobrante y el oxígeno. Para ello, es fundamental cerrar correctamente la botella, intentando que entre la menor cantidad de aire posible. Esto podemos hacerlo reutilizando el mismo tapón de corcho de la botella o, mejor aún, empleando un tapón hermético reutilizable o una bomba de vacío que extraiga el aire del interior de la botella.
3. Cambiar el contenido del vino a otra botella más pequeña
En relación con el punto anterior, y si no contamos con un tapón hermético o con una bomba de aire para extraer el oxígeno de la botella, una de las soluciones más fáciles que podemos tomar para conservar el vino sobrante es cambiarlo a un recipiente más pequeño. Lo ideal es que guardemos alguna botella de vino de tamaño inferior a 75 cl (de cuarto o de media botella) para este objetivo.
4. Conservar la botella abierta en posición vertical
Como indicábamos en un artículo anterior sobre consejos y recomendaciones para conservar el vino en casa, la mejor posición en la que podemos colocar las botellas para preservar las propiedades del vino es en posición horizontal. Esto permite que haya contacto entre el vino y el corcho, para evitar que este último se seque y deje pasar el aire al interior de la botella. Sin embargo, una vez que abrimos el vino debemos hacer justo lo contrario. Cuando la botella está a medias, la posición vertical ayuda a minimizar la superficie de contacto entre vino y aire, por lo que esta es la posición más recomendable. También deberemos tener en cuenta que cuanto menos vino quede en la botella, mayor será la proporción de aire que quedará en el espacio restante, por lo que la oxidación del vino será también más rápida.
5. Conservar la botella de vino abierta en el frigorífico o en una vinoteca
Las altas temperaturas también son enemigas de la correcta conservación del vino, tanto cuando la botella está cerrada como después del descorche. El calor acelera los procesos metabólicos de los microorganismos que viven en el vino y, con ello, este se degrada más rápido. Para ralentizar este proceso natural de degradación del vino una vez abierto, lo mejor es guardar la botella en la nevera o en una vinoteca climatizada a tal efecto.
6. Evitar la exposición directa del vino a la luz
La luz, solar o artificial, también perjudica la conservación del vino. Una exposición directa del vino puede provocar el “gusto de luz” o la “enfermedad de la luz”. Esto se produce por la fotodegradación de la riboflavina, una vitamina presente en el vino, modificando negativamente su aroma y sabor. Para evitarlo, mejor guardar el vino en su propia botella en lugar de en un decantador u otro recipiente transparente. Hecho esto debemos intentar colocar la botella en algún lugar oscuro, como en el interior de la propia nevera o en una bodega.
7. Evitar que la botella de vino abierta sufra movimientos bruscos o vibraciones
Por último, para que un vino se conserve durante más tiempo una vez abierta la botella, hay que intentar evitar los trasiegos, movimientos bruscos o vibraciones. Todos estos movimientos también influyen en la velocidad con la que se desarrollan los procesos biológicos y químicos dentro de la botella, por lo que hay que intentar conservar el vino en el estado más reposado posible.
Siguiendo estos 7 sencillos pasos podremos conservar el vino abierto durante más tiempo. Así, preservaremos mejor todas sus propiedades y sus características organolépticas, consiguiendo que las “segundas partes” se mantengan igual de buenas.
