Angelo Mariani fue un químico francés que desarrolló su carrera al servicio de su bolsillo. Ideó, y comercializó, diversos tónicos y brebajes sin mucho éxito, hasta que dio con los trabajos del científico italiano Paolo Mantegazza sobre los efectos de la cocaína en la psique humana. Entabló amistad con un comerciante que viajaba a Perú y éste le proporcionó hojas de coca con las que comenzó a experimentar.
En 1863, Mariani comercializó su nuevo producto: un vino llamado Vin Mariani, vino de Burdeos tratado con extracto de hoja de coca. Aquel tónico, que contenía 6 mg de coca por onza líquida de vino, se hizo muy popular en Europa y cuando, años más tarde, comenzó a exportarse a los EEUU se aumentó su contenido en coca hasta 7,2 mg para competir con el Pemberton’s French Wine Coca creado por John Pemberton. Este farmacéutico estadounidense no se haría famoso por este tónico, sino por ser el inventor de la Cola-Cola. Aunque hay diferentes versiones del origen del refresco más popular en el mundo -una de ellas asegura que su fórmula se copió de la Kola Coca, un licor elaborado desde 1880 en Aielo de Malferit (Valencia) con nuez de kola y extracto de hojas de coca-, según la versión de la propia compañía la historia de la Coca-Cola comenzó el 8 de mayo de 1886 en Atlanta y, por tanto, es muy estadounidense. John Pemberton quería crear un jarabe que aliviase los problemas digestivos y que además aportase energía, y acabó dando con la fórmula secreta más famosa del mundo. La farmacia Jacobs fue la primera en comercializar la bebida a un precio de 5 centavos el vaso, vendiendo unos nueve cada día. Era solo el inicio de una historia de más de 120 años.
Julio Verne, defensor y consumidor de Vino Mariani, el cual «alargaba la vida».
El éxito del Vin Mariani fue rotundo, contando entre sus habituales consumidores con personajes como la reina Victoria de Inglaterra, el zar Alejandro II, el rey de España Alfonso XIII, el presidente de los EEUU William McKinley, escritores como Julio Verne o Emile Zola… y el Papa León XIII. Se decía que al Papa siempre se hacía acompañar de una petaca de este peculiar tónico en sus retiros espirituales, incluso el Vaticano le llegó a conceder la medalla de oro a Mariani. Aunque muchos famosos ya se habían prestado para vender las bondades de aquel brebaje, Angelo, que era un lince para los negocios, aprovechó la audiencia con el Papa con motivo de la entrega de la medalla y solicitó permiso para utilizar su imagen en una campaña publicitaria. La única campaña de publicidad de toda la historia protagonizada por un Papa.
Publicidad de vino Mariani en la que el Papa León XIII no dudó en participar.
Tras aquella campaña, las ventas se dispararon y el Vin Mariani comenzó a distribuirse en todas las fiestas y celebraciones, en hospitales como estimulante y para el ejército como vigorizante. Su venta se prohibió poco antes de la muerte de Mariani, a comienzos de la Primera Guerra Mundial, al conocerse los efectos de la cocaína.
la historia es siempre interesante.lo malo es que cada quien la cuenta de acuerdo a su interes casi personal !!! pero no por eso deja de ser interesante!!