Se habla mucho de los tipos de vino, del maridaje, de las catas…Pero hay una parte importante, cultural – ¡y divertida! – que suele quedar en un segundo plano: la vendimia y todo lo que atañe al proceso de convertir la uva en vino. ¿Cómo es ese ritual tan clave? ¿Cuáles son los secretos mejor guardados sobre el pisado de las uvas?
A continuación, os contamos esta experiencia que despierta todos los sentidos y que da lugar a grandes festejos a lo largo de buena parte de la geografía española.
La vendimia
Se podría decir que la vendimia es la culminación de todo un año de arduo trabajo, como el desenlace de una novela. Tras haber pasado un largo tiempo cuidando de las viñas, mimándolas, abonando la tierra, podando, regando… llega el momento de transformar la fruta en vino, y para eso hay que recoger las uvas, es decir: vendimiar, algo que se lleva haciendo desde siglos atrás. Hasta en las inscripciones egipcias se representa el proceso de recogida de la uva.
Es justo a finales de verano, cuando el otoño empieza a verse ya en el horizonte, entre septiembre y octubre, momento en el que tiene lugar la vendimia. De hecho, hay muchos pueblos vitivinícolas, donde en esa época se preparan grandes celebraciones para festejar la cosecha. Sobre todo, porque antiguamente aquello representaba todo un acontecimiento, una fecha señalada en el calendario por la recompensa que suponía. Porque los campesinos se iban a la vendimia con sus carros tirados por bueyes y pasaban cerca de dos semanas lejos de su casa. Partían cargados con alimentos y todo lo necesario para sobrevivir durante esos largos días y por eso les recibían con tanta alegría a la vuelta.
Pisar uvas: toda una tradición
Pero una vez se han recogido las uvas, hay que transformarlas en vino. Ese es un largo proceso que empieza con un punto romántico y curioso: el pisado de uva. Una tradición que cada región hace suya y modela según sus gustos y necesidades, aunque los elementos principales son comunes. En la actualidad ese proceso suele realizarse de manera mecanizada, pero la forma tradicional no ha muerto todavía.
Como ejemplo de esas diferencias entre las diversas modalidades de pisada de uva está el caso de La Rioja y Cataluña. En la primera, se solía esperar a que la uva ya hubiera fermentado parcialmente para que su volumen disminuyera y fuera más sencillo extraer el mosto, aplastando la fruta depositada en un recipiente llamado lagar, que también se usa para prensar la aceituna y obtener el aceite o para machacar la manzana y conseguir sidra. En Cataluña, en cambio, se pisaban los racimos sobre unas tablas entreabiertas para que allí se filtrara el líquido.
Las claves
Lo que suele ser común en la mayoría de la geografía española son las partes estratégicas, como pisar desde el centro a los extremos, para conseguir una extracción más eficiente del mosto y de mayor calidad, ya que así se propicia el contacto con las levaduras, que son las causantes de la fermentación.
Aunque, pese a tener puntos en común, sí que existen dos versiones diferenciadas claramente: pisar con los pies descalzos –más tradicional- o hacerlo con botas de goma –más práctico.
Pero hay más. El ritmo con el que se mueven los pies sobre los racimos también afecta, por eso en muchos pueblos se dieron cuenta de que poner música podía mejorar ese aspecto. De ahí pasó ya a convertirse en toda una fiesta.
Así que ahí tenéis unas cuantas pinceladas sobre las principales características de la vendimia y el pisado de uva, pero si os quedan dudas u os entra el gusanillo y queréis experimentarlo en primera persona, en Vivanco celebramos desde el 1 de octubre al 4 de noviembre “La Fiesta de la Vendimia”, una experiencia destinada a todo el que quiera conocer la magia de la vendimia en La Rioja. Si quieres descubrir todas las actividades que tenemos preparadas, aquí puedes consultarlas todas.
¿Qué mejor lugar para aprender una tradición con siglos de historia y disfrutar de una gran experiencia cultural y sensorial? ¡Te esperamos!
