La primavera de 2016 ha traído consigo una estupenda noticia para los amantes del arte. El pasado mes de marzo, dos obras del famoso artista norteamericano Andy Warhol (Pittsburgh, 1928 – Nueva York, 1987) han entrado a formar parte de la Colección de Arte del Museo Vivanco de la Cultura del Vino de Briones. Una de ellas, la serigrafía Grapes (1974), a partir de ahora se podrá ver expuesta de manera permanente en la Sala 4 del Museo.
Como ya contamos en otro post de este blog, en la Sala 4 – llamada El vino, arte y símbolo – se exhiben importantes testigos arqueológicos y artísticos dedicados a la relación entre el vino y la creación cultural del hombre, a lo largo de casi 8.000 años de historia. Entre las muchas piezas, destacan pinturas y grabados de algunos protagonistas indiscutidos del arte moderno y contemporáneo, como Joaquín Sorolla, Pablo Picasso, Juan Gris, Antoni Tàpies, Miquel Barceló o Juan Genovés entre otros. En compañía de estos gigantes del arte, el visitante encontrará ahora también a Andy Warhol, reconocido universalmente como uno de los exponentes más destacados del Pop Art estadounidense (tal vez el más destacado).
Grapes. Andy Warhol (Pittsburg, 1928 – Nueva York, 1987). Serigrafía. Estados Unidos, 1974. Museo Vivanco de la Cultura del Vino
Andy Warhol y el Pop Art
Como se sabe, Warhol fue uno de los artistas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX. Durante toda su vida trabajó en la construcción y en la gestión de su personaje, como si de la marca de un producto industrial se tratara, llegando a posicionarse en lo más alto del sistema del arte mundial. Su inconfundible estilo creativo, junto con la excentricidad de su imagen pública y con la clarividencia de algunas de sus célebres afirmaciones, hacen de él un auténtico icono del arte contemporáneo. Todos conocemos su acertada predicción de 1968, según la cual “en el futuro, todo el mundo será mundialmente famoso durante quince minutos”. Su huella estética ha sido decisiva tanto en la historia del arte del último medio siglo como en la interpretación, casi profética, del imaginario colectivo que caracteriza tan potentemente nuestra época actual. Después de casi tres décadas de su muerte, su biografía y su obra siguen siendo una inspiración constante en el arte, en la moda, en la música, en el cine y en otros campos de la creación. Su curiosidad y su planteamiento experimental, siempre fuera de cualquier esquema convencional, fueron un aporte fundamental para el derribo definitivo de las barreras entre cultura alta y cultura baja.
Graduado, en 1949, en Diseño Pictórico en el prestigioso Carnegie Institute of Technology (hoy en día Carnegie Mellon University) de Pittsburgh, al año siguiente se trasladó a Nueva York. Durante la década de los cincuenta trabajó como gráfico publicitario en esa ciudad, donde vivió hasta el último día de su vida. A partir de entonces, como es notorio, Andy Warhol y la Gran Manzana se convirtieron para siempre en un binomio inescindible, llegando a identificarse el uno con la otra y viceversa. En esta primera fase de su carrera profesional, trabajó para clientes muy importantes, como Columbia Records, Glamour magazine, Harper’s Bazaar, NBC, Tiffany & Co. o Vogue entre otros.
Muy pronto, sin embargo, pasó del diseño gráfico al dibujo y a la pintura con fines meramente artísticos. En 1952 realizó su primera exposición individual – Fifteen Drawings Based on the Writings of Truman Capote (Quince dibujos basados en los escritos de Truman Capote) – en la Hugo Gallery de Nueva York. Su primera exposición colectiva se celebró en el Museum of Modern Art (MoMA) en 1956. A partir de entonces su estrella artística empezó a brillar para siempre. Para quien quisiera profundizar en su biografía y en su trabajo artístico, mucha información interesante está disponible en la página web del Museo Andy Warhol de Pittsburgh y en la de la Fundación Andy Warhol, creada en 1987 de acuerdo con sus últimas voluntades.
Retrato de Andy Warhol. Fotografía de Jack Mitchell.
En el ámbito profesional de la gráfica publicitaria, Warhol formó su peculiar visión del arte, aprendiendo a manejar las técnicas que poco después confluyeron en su revolucionaria aproximación a la creación artística. A finales de los cincuenta su rompedor trabajo empezó a centrarse en la repetición casi compulsiva de imágenes que ya estaban siendo difundidas a través de los medios de comunicación de masas. Su genial intuición fue la de conectar conscientemente, a través de una manera muy personal de concebir el “producto artístico”, el mundo del arte (tradicionalmente elitista y excluyente) con la cultura popular contemporánea, protagonizada por una nueva tipología social: el consumidor-espectador de masas.
En este sentido, el trabajo de Warhol, al igual que el de otros artistas pop norteamericanos, como Jim Dine, Claes Oldenburg, Roy Lichtenstein o James Rosenquist entre otros, celebraba la Sociedad del consumo y la Cultura serial de masas a través de una referencia (más o menos crítica, más o menos irónica) a sus objetos, a sus productos, a sus marcas comerciales y a sus símbolos dominantes. Incluso cuando la representación se centraba en las figuras humanas, éstas aparecían “objetivadas”, es decir presentadas de manera aséptica y fría, casi mecánica, a través de fotogramas de películas cinematográficas, fragmentos de fotografías, cómics o recortes de periódicos. En el caso de Warhol son muy conocidas las repeticiones seriales de Marilyn Monroe, Mao Zedong, Jacqueline Kennedy, Elizabeth Taylor, Elvis Presley y otros personajes legendarios de la cultura pop contemporánea. Asimismo, entre sus obras más conocidas se encuentran piezas que hacen referencia explícita al símbolo del dólar o al logotipo de célebres marcas, como Coca Cola, Campbell’s o Brillo entre otras.
Marylin Monroe. Andy Warhol. Serigrafía sobre lienzo. 1964.
Relevancia de Warhol en el mercado del arte
Las cotizaciones de la obra de Warhol en el mercado del arte han alcanzado la cumbre de todas las tablas de ventas mundiales, siendo uno de los nombres que el mercado se disputa con más avidez. Según el informe The Art Market, que todos los años publica el instituto francés Artprice (líder mundial de la recopilación de datos e información sobre el mercado del arte contemporáneo), en el año 2014 el producto de las ventas de obras de Warhol alcanzó su máximo histórico: 569 millones de dólares. Las ventas públicas de obras de Andy Warhol realizadas pesaron ellas solas más que todas las organizadas en suelo francés ese año. Fue entonces cuando el artista norteamericano, pilar fundamental de las más prestigiosas subastas de arte contemporáneo, fue definitivamente consagrado en el mercado secundario. En 2014 se registraron 58 ventas millonarias en subastas mundiales para obras suyas (que ya habían alcanzado las 34 en 2013). La pieza Triple Elvis [Ferus Type], un lienzo raro y de gran formato (208,3 cm x 175,3 cm), se llevó la mejor subasta del segmento “arte contemporáneo”, con 73 millones de dólares (en Christie’s de Nueva York, el 12 de noviembre de 2014). En 2015 las ventas totales de obras de Warhol alcanzaron los 523 millones de dólares, con 1453 lotes vendidos. Su mejor venta del año, Colored Mona Lisa (1963), un cuadro de más de tres metros que representa a la Gioconda convertida en icono pop, se cerró a un precio de 56,1 millones de dólares (el 13 de mayo en Christie’s de Nueva York). El récord de venta para una obra suya fue establecido por Silver Car Crash (Double disaster), vendido por 94 millones de dólares (105,4 millones gastos incluidos, en Sotheby’s de Nueva York, el 13 de noviembre de 2013).
Silver Car Crash (Double Disaster). Andy Warhol. Serigrafía con pintura en spray sobre lienzo. 1963. Imagen: Sotheby´s. Es el cuadro de mayor tamaño de Andy Warhol subastado: 267 x 417 cm.
Teniendo en cuenta estos datos impresionantes, es legítimo suponer que Pablo Picasso no ocupará eternamente el primer puesto en el ranking mundial de ventas. El año pasado, el maestro del Pop Art ya se clasificó segundo, detrás del malagueño y por encima de otros monstruos sagrados del arte, como Claude Monet, Amedeo Modigliani, Alberto Giacometti, Francis Bacon, Cy Twombly, Mark Rothko, Lucio Fontana o Roy Lichtenstein.
Dentro de la inmensa producción artística de Warhol destacan sin duda las serigrafías, que empezó a realizar en el año 1962, reproduciendo sobre lienzo imágenes preexistentes extraídas de la publicidad y de los mass media. A propósito de su uso peculiar de esta técnica, una vez afirmó: «La razón por la que pinto de esta manera es que quiero ser una máquina. Todo lo que hago lo hago como si fuera una máquina, y esto es lo que quiero hacer. Ésta es probablemente una de las razones por las que trabajo con serigrafía: pienso que todo el mundo debería ser capaz de pintar todos mis cuadros en mi lugar». En este sentido, su arte se configura como un arte de la repetición (un “no arte”) realizada a partir de una idea muy diferente a la concepción tradicional del arte como creación de obras únicas e irrepetibles. Su arte es un arte industrial, serial, estandarizado y, precisamente por esto, consigue suscitar una reflexión inevitable sobre la condición del hombre contemporáneo.
Grapes y la relación de Warhol con el vino
La obra Grapes, que podemos admirar ahora en el Museo Vivanco, pertenece a una serie que Warhol realizó en los años setenta y constituye un ejemplo claro de las grandes posibilidades técnicas que el grabado llegó a alcanzar gracias a su genio artístico. Al mismo tiempo, representa un homenaje especial que este artista rindió al vino y a su carga simbólica como elemento primario de la cultura humana.
Para cerrar, recordamos una anécdota, que tal vez no todo el mundo conozca, sobre la relación entre Warhol y el vino. Y es que entre las muchas obras por encargo que realizó, están también algunas etiquetas de artista para prestigiosas bodegas de vinos. Entre ellas, destaca la francesa Chateau Mouton Rotschild. Desde 1945, todos los años esta bodega utilizaba para sus etiquetas la obra de un artista famoso, como Miró, Chagall, Picasso o Kandinski entre otros. En 1975 el encargo recayó sobre Warhol, quien realizó una etiqueta muy especial yuxtaponiendo dos retratos del mismo Barón Philippe de Rotschild. También cabe mencionar la bodega californiana Cuvaison Chardonnay. A finales de los años setenta, Alexander y Christina Schmidheiny (amigos personales de Warhol y propietarios de la bodega) le encargaron el diseño de etiquetas que, sin embargo, quedaron guardadas en un cajón durante varios años. Las etiquetas fueron rescatadas en 1984, con ocasión de una venta en beneficencia, y fueron utilizadas para una edición especial del Cuvaisonmagnum Merlot ’84. Dos botellas fueron vendidas en 3.200 dólares y otra en 2.300.
Etiqueta de bodega Chateau Mouton Rothschild. Andy Warhol. 1975
Creo que Warhol ha sido un ícono de la cultura artística americana, su ironía, creatividad, ingenio, ruptura, provocación para lograr «atrapar la mirada del espectador». Si bien comerció con su arte, acaso no es el sueño no logrado de muchos? qué mas apropiado que hacer lo que te gusta y que te paguen?.
Fue polémica su vida, su obra, y su persona. No es mi artísta plástico preferido, pero reconozco su intervención en éste mundo tan controversial del arte. Gracias por el artículo.
Hola Luis,
Gracias a ti por leer el artículo y por tus palabras.
Efectivamente, Warhol fue un artista que marcó una época y su obra sigue siendo hoy en día una fuente de inspiración inagotable, tanto en el arte como en la publicidad.
Espero que sigas leyendo los artículos del blog y que te sigan gustando.
Un saludo