El vino es un producto casi tan antiguo como el propio origen de la historia del hombre. Según se cree, la primera vez que se produjo vino fue en el Neolítico, estando vinculada su creación a la aparición de la cerámica. De esa primigenia forma de producir vino existen pruebas arqueológicas como vasijas y otros recipientes en los que se han encontrado restos de este producto. Algunas de ellas, como una vasija hallada en un poblado neolítico en los montes Zagros, entre los actuales países Irak e Irán, datan del año 5.400 antes de Cristo.
Desde esos tiempos lejanos hasta nuestros días, la manera en la que se sirve y se consume el vino ha ido evolucionando hasta llegar a unos niveles de perfeccionamiento extraordinarios. La temperatura a la que servimos el vino, el descorche o la elección de la copa adecuada influyen en la posterior percepción que tendremos del producto.
A continuación, veremos cómo servir el vino atendiendo a cuatro factores fundamentales. Pequeños detalles que harán que disfrutemos al máximo de nuestro vino.
Autor: US Department of Agriculture
1. TEMPERATURA
La temperatura a la que servimos el vino es fundamental para la correcta percepción de sus características. Dependiendo del tipo de vino que vayamos a degustar, la temperatura ideal para su consumo variará. La temperatura óptima para servir el vino es aquella en la que podemos apreciar todos sus matices y sus aromas. Si la temperatura es demasiado baja, los aromas no se desarrollarán correctamente, sentiremos aspereza en la boca y las papilas encargadas de percibir el gusto se adormecerán por el efecto anestésico del frío, quedando incapacitadas para hacer su función. Si por el contrario, la temperatura es demasiado elevada, se potenciará el sabor alcohólico y la percepción de los azúcares presentes en el vino, por lo que su correcta degustación se verá también adulterada.
Para no echar a perder nuestro vino, deberemos conocer la temperatura óptima a la que debemos servirlo. Para ello, como regla general, seguiremos estos consejos sobre la temperatura adecuada para servir cada tipo de vino.
- Vinos de Autor: servir entre 14 y 18°C.
- Tintos Reserva y Gran Reserva: servir entre 16 y 18°C.
- Tintos Crianza: servir entre 14 y 17°C.
- Tintos jóvenes: servir entre 12 y 14°C.
- Blancos con Crianza en Barrica y vinos dulces: servir entre 10 y 12°C.
- Rosados y blancos jóvenes: servir entre 7 y 10°C.
2. DESCORCHE
Autor: Dan DeChiaro
Descorchar una botella de vino es mucho más fácil de lo que parece. Sólo necesitamos un buen abridor o sacacorchos, aunque también hay formas alternativas.
Los más cómodos son lo que suelen utilizar los camareros, que incorporan un sencillo sistema de palancas en dos tiempos y un corta cápsulas. No se necesita emplear mucha fuerza ni ser un experto profesional para descorchar correctamente una botella, pero sí que debemos tener en cuenta algunas cosas:
- Debemos intentar no mover ni manipular la botella en exceso. Hay que evitar que las posibles partículas o posos que tenga el vino queden en suspensión, además una excesiva manipulación puede hacer que la temperatura del vino suba.
- Las botellas de vino suelen contar con una rebaba de vidrio justo por debajo de la boca de la botella. Se trata del recoge gotas, que evita que las gotas de vino que quedan tras servir se deslicen botella abajo. Deberemos cortar la cápsula de la botella por debajo de este reborde, para que el recoge gotas funcione correctamente.
- Al clavar el sacacorchos, deberemos hacerlo justo en el centro del corcho, para evitar que este se rompa. En el primer cuarto de vuelta, el sacacorchos deberá quedar en posición vertical. Nunca deberemos atravesar el tapón por completo, para evitar que caigan restos de corcho en el vino.
- Tras hacer palanca y extraer suficientemente el tapón, hay que hacer que el corcho gire. Así conseguimos que entre aire dentro de la botella, lo que nos facilitará la extracción del corcho.
- Una vez retirado el corcho, limpiamos el cuello de la botella para evitar posibles restos.
3. DECANTACIÓN Y OXIGENACIÓN
La gran mayoría de los vinos pueden servirse directamente de la botella. Sin embargo, algunos otros, generalmente los de más edad, necesitan ser decantados. Esto se hace por dos motivos:
- En primer lugar, los vinos viejos suelen tener partículas precipitadas en el fondo de la botella. Estos posos no son malos, pero pueden ser molestos al tacto a la hora de degustar el vino. Al decantar y dejar reposar el vino, facilitamos que estos posos no queden en suspensión e impedimos que puedan llegar a la copa.
- En segundo lugar, algunos vinos, sobre todo los Reserva y Gran Reserva, pueden presentar un cierto aroma a humedad. Esto se debe al mayor tiempo de maduración que requiere el vino antes de ser consumido. Estos aromas desaparecen tras unos minutos de contacto con el aire, siendo más perceptibles los aromas y matices propios del vino.
4. ELECCIÓN DE LA COPA
El vino está de moda y, en gran medida por ello, los fabricantes de copas ofrecen actualmente opciones específicas para cada vino, incluso por el tipo de uva con el que este se haya elaborado. Pero tampoco es necesario contar con un extenso arsenal de copas para disfrutar de un buen vino. Por lo general, nos bastará con tener tres tipos diferentes:
- Copa para vino tinto: Las más comunes son las de tipo Burdeos y tipo Borgoña. Ambas son copas grandes, lo que ayuda a que haya una gran superficie del vino en contacto con el aire, propiciando así su oxigenación. La de tipo Burdeos es la más extendida. Es alta y presenta bordes planos, lo que facilita que el vino se dirija hacia el centro de la boca, que ayuda a limitar el amargor que presentan los taninos. La copa de tipo Borgoña es algo más grande pero de boca más estrecha, para facilitar el giro del vino en su interior y, con ello, su oxigenación.
- Copa para vino blanco: Son parecidas al modelo Burdeos, pero más pequeñas y con el tallo más largo, Esto es así para evitar que el vino se caliente.
- Copa tipo flauta, tulipa o de cava: Son copas altas y estilizadas adecuadas para consumir vinos espumosos. Su diseño facilita que el vino se conserve a baja temperatura y nos permite apreciar la calidad de las burbujas de nuestra bebida y la concentración de sus aromas.
En cualquier caso, independientemente del tipo de vino a consumir, siempre deberemos elegir copas con tallo, ya que es el lugar adecuado por donde sujetarlas, evitando que nuestro calor corporal se traspase al vino y que manchemos la esfera de la copa con los dedos, con lo que enturbiaríamos la visibilidad a través del cristal.
Estas son algunas indicaciones básicas a tener en cuenta para servir el vino correctamente. Así, potenciaremos sus virtudes y haremos nuestra degustación más placentera. Todo un rito el de servir el vino que nos prepara para el disfrute.
Buenas tardes. Me ha gustado mucho la información que acabo de leer sobre cómo descorchar vino como servirlo etc. Soy de HARO y hay cosas que no sabía muchas gracias por la información. He estado comiendo varias veces en el restaurante pero jamás he tenido la posibilidad de ver la bodega si el museo ya me gustaría un día. Gracias por todo. Saludos.
Hola José,
Nos alegra oír que ha resultado útil este artículo para ti. Esperamos verte de nuevo en Vivanco, que te animes a la visita de bodega + museo y nos cuentes tu experiencia.
¡Un saludo y gracias!