Durante el verano y con las altas temperaturas que hay que soportar durante esta estación, parece que a la hora de degustar un vino apetece más un blanco. Es lógico: estos vinos suelen servirse a temperaturas bastante más bajas que los tintos, y además, suelen ser vinos más ligeros y refrescantes. Pero el mundo de los vinos blancos es muy extenso y existen vinos apropiados para consumirse durante cualquier época del año y en cualquier situación. Por ello, hoy vamos a descubrir en qué se diferencian los principales tipos de vino blanco que podemos encontrar en el mercado, intentando establecer una clasificación según sus características.
Como vimos en el artículo sobre el proceso de elaboración de los vinos bancos y rosados, la principal diferencia de éstos con los tintos radica en el tipo de uvas que se emplean durante su vinificación. Para elaborar vinos blancos se emplean, por lo general, variedades de uvas blancas y variedades de uvas tintas cuya pulpa y mostos son blancos. Además, el contacto de los hollejos con el mosto durante la maceración es inexistente, o en todo caso, de tan solo unas cuantas horas. El control de la temperatura durante todo el proceso de elaboración es otra de las claves en la producción de vinos blancos. De esta manera, e incluyendo ciertas variaciones en este proceso de vinificación, es como se consiguen una innumerable cantidad de vinos blancos diferentes. Para intentar acercarnos a una clasificación que pueda englobar a la mayoría de vinos blancos que se producen hoy en día, nos centraremos en 3 factores determinantes: la concentración de gas carbónico que presenta un vino; el contenido en azúcar y; sobre todo, la variedad o variedades de uvas que se emplean en su elaboración.
Según el contenido en gas carbónico
Durante la fermentación del mosto, el azúcar que se encuentra presente en la uva se trasforma en alcohol por la acción de diferentes levaduras. El subproducto de esta reacción es el CO2, o gas carbónico. Además, el proceso de elaboración de ciertos tipos de vinos blancos contempla segundas fermentaciones, durante las cuales se incrementa la cantidad de gas que va a presentar el producto final. E incluso es posible agregar más CO2 al vino de manera artificial. En función de las cantidades de gas que se encuentren en el vino podremos hablar de:
Vinos tranquilos
Son aquellos vinos blancos que no presentan un nivel de gas carbónico apreciable durante la degustación. Podríamos decir que son los vinos blancos “normales”, en referencia a que nos son espumosos.
Vinos espumosos
Son vinos que presentan una determinada cantidad de gas carbónico en su composición. Para diferenciarlos, se recurre al nivel de presión que ejercen los gases disueltos en ellos. Podemos diferenciar entre:
- Vinos de aguja. El gas carbónico que contienen está a una presión de entre una y dos atmósferas.
- Vinos de perla. Son vinos cuyo contenido en gas se encuentra a entre dos y tres atmósferas de presión.
- Espumosos (propiamente dichos). La presión de sus gases disueltos supera las 3 atmósferas de presión, lo que propicia la formación de espuma en el momento de ser servidos en una copa. Es el caso de vinos espumosos como el champán y el cava, cuyo alto contenido en gas es producto de una segunda fermentación del vino una vez embotellado, por lo que se les considera vinos espumosos tradicionales. Pero también entran dentro de los vinos espumosos otros de menor calidad en los que el contenido en gas carbónico es añadido de manera industrial en el momento de ser embotellados. Estos últimos se conocen como vinos espumosos gasificados.
Según la concentración de azúcar
De manera análoga, podemos clasificar los vinos blancos en función de la concentración de azúcar que presentan, algo que marcará notablemente la personalidad de cada vino. En la mayoría de los casos, este azúcar se encuentra ya presente en la uva, y tras la fermentación, una parte se transforma en alcohol. De esta manera, controlando la duración de la fermentación puede llegar a controlarse el contenido en azúcar del producto final. En otros casos, se añade azúcar durante la elaboración del vino para obtener mayores niveles de dulzor o de alcohol. Según el nivel de azúcar que presente un vino podemos hablar de:
Si son vinos tranquilos (sin gas):
- Vinos secos. Presentan una concentración de azúcar de menos de 5 gramos por litro.
- Vinos semisecos. Presentan una concentración de azúcar de entre 5 y 30 gramos por litro de vino.
- Vinos semidulces. Son vinos con un contenido de azúcar de entre 30 y 50 gramos por litro de vino.
- Vinos dulces. Son aquellos vinos que tienen una concentración de más de 50 gramos por litro.
Si estamos hablando de vinos espumosos:
- Brut nature. Vinos espumosos con 3 gramos o menos de azúcar, que se encuentra presente de forma natural, sin añadidos.
- Extra brut. Pueden presentar hasta 6 gramos de azúcar por litro.
- Brut. Hasta 15 gramos de azúcar por litro.
- Extra seco. Presentan una concentración de entre 15 y diecisiete gramos de azúcar por litro de vino.
- Semiseco. Vinos con una concentración de entre 15 y 30 gramos por litro.
- Seco. Vinos con un contenido en azúcar de 30 a 50 gramos por litro.
- Dulce. Aquellos cuyo contenido en azúcar supera los 50 gramos por litro de vino.
Según las variedades de uva empleadas para la elaboración
Si el proceso de vinificación mediante el cual se obtienen los vinos es decisivo a la hora de producir vinos más secos, más dulces o con diferentes niveles de concentración de gas, la variedad o variedades de uvas elegidas para elaborar esos vinos es el factor más determinante a la hora de marcar el carácter de un vino blanco. A continuación, veremos algunas de las variedades más utilizadas para producir la mayoría de vinos blancos del mercado y cuáles son las características típicas que imprimen a un vino.
Chardonnay
La Chardonnay es una variedad de uva blanca originaria de la región de Borgoña, en Francia. Desde ahí, su uso y cultivo se ha ido extendiendo y, en la actualidad, su producción se da en la mayoría de países productores de vino del mundo. Es probablemente la variedad blanca más cultivada y aporta a los vinos que la emplean un sabor y aromas bastante neutrales, algo positivo a la hora de poder apreciar la influencia del terruño en los aromas. Además, en los vinos elaborados con esta uva es normal poder diferenciar matices cítricos y frutales. Se emplea tradicionalmente para la elaboración de todo tipo de vinos, desde vinos tranquilos, a vinos espumosos tradicionales como el champán o algunos tipos de cava. En su mayoría, los vinos que da la Chardonnay son afrutados y frescos, por lo que suelen maridar bien con platos de carne blanca o con pescados de sabores intensos.
Sauvignon blanc
Originaria de la región francesa de Burdeos, esta variedad de uva es la segunda más extendida en producción a lo largo del mundo. Los vinos que produce suelen ser secos y de carácter más ácido, con toques de picantes y especias.
Viura
La Viura, también conocida como Macabeo sobre todo en Cataluña, es la cepa de uva blanca por excelencia de La Rioja. Se emplea principalmente en la mitad norte de España para la elaboración de vinos blancos, tanto jóvenes como de crianza, como para la producción de cavas. Los vinos producidos a partir de esta variedad son bien equilibrados, afrutados y presentan un aroma floral y un nivel de acidez notable.
Riesling
Se trata de una variedad alemana, originaria de la región bañada por el río Rhin. Es la uva más cultivada en este país, pero su producción también se ha extendido por todo el mundo. Se trata de la uva más utilizada en la elaboración del Sekt, un vino espumoso típico de Alemania. Con esta uva también se producen vinos dulces afrutados y vinos más secos que presentan un buen equilibrio entre graduación alcohólica, acidez y dulzor. A menudo suelen presentar aromas herbáceos y de limón. Son vinos muy apropiados para acompañar platos de carnes blancas.
Chenin blanc
Se trata de una variedad francesa originaria de la región del Valle del Loira. Los vinos elaborados con esta uva suelen presentar una alta acidez, ideal para producir espumosos, aunque se trata de una uva muy versátil que también permite elaborar vinos dulces y vinos más secos. El carácter del vino producido dependerá en gran medida del clima y de la zona donde se cultive esta uva. Su versatilidad se mantiene a la hora del maridaje, siendo los vinos en los que predomina la Chenin Blanc apropiados para consumir junto con una amplia variedad de opciones gastronómicas.
Pinot blanc
La Pinot Blanc es un tipo de uva que procede de sucesivas mutaciones de la Pinot Noir, una variedad originaria de la región francesa de Borgoña. Produce vinos con cuerpo y es muy utilizada en la Región de Alsacia para la producción de vinos blancos, normalmente secos, y vinos espumosos.
Airén
También conocida como Valdepeñas o Forcallat, es una variedad originaria de España y representa el 30 % de los viñedos de nuestro país. A pesar de que su cultivo es casi exclusivo de España, se trata de la tercera variedad de uva más plantada en el mundo en cuanto a superficie. Es una uva muy neutra, que normalmente produce vinos pálidos, poco aromáticos y de acidez baja.
Auxerrois blanc
Originaria de la región francesa de Alsacia, en la actualidad se cultiva también en Alemania y Luxemburgo. Suele utilizarse en la elaboración de vinos mezclada con otras variedades, principalmente con Pinot blanc, Pinot gris y Pinot blanc.
Gewürztraminer
Se trata de una uva de piel rosada y muy aromática. Presenta mucha cantidad de azúcar, por lo que suele dar lugar a vinos semisecos. Los vinos que produce suelen ser muy aromáticos, por lo que son perfectos para acompañar carnes de caza, carnes grasas y platos de cocinas altamente especiadas como la asiática o la mexicana. Esta uva proviene de una mutación de la variedad Savagnin blanc y es originaria de Alsacia.
Semillón
Originaria de Burdeos, esta uva puede producir vinos secos y vinos dulces. Es ideal para mezclar con la variedad Sauvignon Blanc. En el vino, a menudo es posible encontrar notas a tostado, a miel, a hierbas o a cítricos.
Albariño
Se trata de una variedad de vino autóctona de Galicia. Los vinos que se elaboran con ella suelen contener un alto grado de alcohol y presentan bastante acidez. Son muy aromáticos, afrutados y florales. Normalmente, se emplean para producir vinos jóvenes y, como no podía ser de otra manera, son perfectos para maridar con platos de pescado y mariscos.
Moscatel
La Moscatel es una variedad de uvas que engloba a su vez a multitud de variedades, de las que destacan la Moscatel de grano menudo, la Moscatel de Alejandría, la Moscatel de Hamburgo o la Moscatel ottonel. En general, suele emplearse en la elaboración de vinos dulces, pero también se puede emplear para producir vinos secos muy aromáticos. Esta variedad da nombre al vino Moscatel, elaborado a partir de estas uvas cuando se encuentran muy maduras, presentando una gran cantidad de azúcares de forma natural. También se emplean en la elaboración de diferentes tipos de vinos dulces, sobre todo, en la mitad sur de España.
Estas son tan solo una cuantas de las variedades de uvas más empleadas para producir vinos blancos alrededor del mundo. Como es de suponer, el número total de variedades de uva con los que se pueden elaborar vinos blancos es prácticamente inabarcable y su elección depende muchas veces de las costumbres de producción propias de las diferentes partes del mundo. Por ello, la oferta de vinos blancos en el mercado es prácticamente interminable y siempre habrá algún vino nuevo que podamos degustar por primera vez.
Nuestra propuesta, nuestro nuevo vino blanco Vivanco Viura-Tempranillo Blanco-Maturana Blanca, se trata de un vino blanco único en el mundo, elaborado a partir del mosto lágrima de estas uvas, que se maceran, por separado, durante unas 10 – 12 horas. Este proceso, junto a la elección de dos variedades de uva como la Tempranillo Blanco y la Maturana Blanca, ambas autóctonas y exclusivas de La Rioja, junto con la Viura, aportan al vino una personalidad aromática única, potenciada con una crianza sobre lías de 4 meses.
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